Se acabaron los calores veraniegos en la huerta y los trabajos en ella han aumentado considerablemente. Esta vez le ha tocado al bancal donde estuvieron los guisantes y judías. Este es el aspecto salvaje que presentaba.
Una vez arrancados los restos del cultivo y pasado la horca de doble mango y el rastrillo, tal y como he hecho en otras ocasiones, el aspecto era bien distinto.
Lo primero que he plantado en ellos han sido unas plantas de nabicol para grelos, que espontáneamente habían crecido en el bancal contiguo, donde estuvieron la temporada pasada.
El siguiente cultivo en llegar al bancal han sido unos repollos, como se puede ver en la parte izquierda del bancal, de las variedades, rizado y cabeza de leon, o algo así.
Los siguientes en llegar al bancal y de momento los últimos inquilinos han sido otras plantas de nabicol, está vez de un macro-semillero de los que acostumbra a hacer mi madre, que darían para completar cientos de bancales como el mío. También me he estrenado con una variedad, la berza, que siempre quise tener en mi huerta pero nunca me coincidió a cultivarla, procedente también del macro-semillero materno. En esta foto se puede ver el tamaño de los retoños, los de la derecha son las berzas.
Este es el aspecto que presentaban recien asentadas en el bancal.
Este es el aspecto que presentaban al día siguiente producido por el estrés post-transplante.
En estos momento se está recuperando de ese trance. Este es el aspecto que presenta el bancal con todas las coles ocupando su lugar.
También he comenzado con los semilleros, algunos de los cuales iran a parar a dicho bancal, como las acelgas y la lechuga. También he sembrado coles de Bruselas y brécol, pero estos últimos aún no han dado señales de vida.
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